miércoles, mayo 30, 2007

R de Renuncio.

R.E.N.U.N.C.I.O.
a todo lo incontrolable que quiero controlar, porque en el fondo, bien en el fondo, son cosas talladas en hierro y yo soy unas tijeras de punta redonda.
No puedo evitar llorar si me doy cuenta de que voy a dormir para no pensar, de que voy a tener pesadillas para no recordar aquello que es incontrolable, aquello que no está en mis manos frías de duro invierno. Te juro que cada palabra que releo la alzo frente al aire en un tono mas bajito, entrecortando las sílabas...no puedo controlar que mi voz se rinda ante el llanto y le haga reverencias.
Es simple...R.E.N.U.N.C.I.O...prefiero dedicarme a la electromagnetoestática- dinámica relativista invariante ante transformaciones de Lorentz o mejor aún, a mi.

R.E.N.U.N.C.I.O a mejorar la situación.
R.E.N.U.N.C.I.O a aterrizar.
R.E.N.U.N.C.I.O a la sociedad.
R.E.N.U.N.C.I.O al mundo.
R.E.N.U.N.C.I.O a quedarme en este planeta. (mi velocidad de escape no es tan alta)
R.E.N.U.N.C.I.O a mis miedos.
R.E.N.U.N.C.I.O a la mala gente.
R.E.N.U.N.C.I.O...

¿Qué vendrá?

Yo, tú, él, ella, nosotros, vosotros, ellos, ellas.

¿Qué vendrá ahora que renuncié?

Je, tu, il, elle, nous, vous, ils, elles.

¿Qué vendrá?

No lo sabré mañana.

¿O si?

Prefiero mil veces esperar...

2 comentarios:

Unknown dijo...

De una u otra forma, cuando nos embarcamos en alguna expedición en nuestras vidas, resulta que por ritual mental, nos comprometemos con esa causa y queremos llevarla hasta el final. Claro, mucho de esto connota perseverancia, resistencia, constancia y hasta consecuencia. Pero qué nos ocurre cuando en aquellas de tantas travesías que alguna vez se nos mete en la cabeza, el clima, la nave, el mar y hasta nuestra tripulación, terminan por hacer de ésta una verdadera pesadilla. Claro, todo en matáfora. Bueno, un marinero o cualquier señor de los mares, está consciente en el momento de este viaje de todos estos factores. Y tal como en la vida, hay elementos que este ilustre caballero puede controlar y otros que no, pero lo intrínseco en el asunto, es que los marineros llevan consigo algo llamado mapa. Sí, ... un mapa. Y es acaso que en nuestras vidas vamos con una soga en nuestros ojos si ni un atlas se le ocurrió dejarnos el Creador en algún momento. Bueno, para variar, yo no lo sé, no podría ser tan arrogante para imaginar que mantengo contacto con las tres Parcas, pero pienso que en la vida no llevamos el nombre de marineros, sino de exploradores. Para nosotros, es la expedición hacia un nuevo mundo, el mapa lo dibujamos en nuestra travesía, y la historia ya ha escrito mucho de exploradores y de lo que en sus caminos se toparon y como fueron sus desenlaces. La renuncia es algo que nos mantiene espiritualmente tranquilos, pero la vida tiene buena memoria, y siempre cuando rompimos nuestros contratos, nos pide que le paguemos, y allá cada uno de nosotros cómo es que le pagamos.

Claudia dijo...

Sólo puedo decirte que a veces se me olvida traer un lápiz conmigo. O un papel. O bien no recuerdo como seguir con todo esto.A momentos quiero dejar todo tirado ya que no sé que más poner en mi libro de la vida. A momentos no, me atrapa la inspiración y quiero seguir adelante.
Hoy, por ejemplo, no quiero renunciar...
Muchas gracias por tu post. Me gustaria tener tu blog pero no puedo entrar...:S
Saludos!