miércoles, septiembre 12, 2007

Paloma sombra palomar.


Pieza se desprendió de un puzzle, dejando en su lugar un vacio inquietante.
Iba Pieza en la micro, cuando vio morir a una paloma parada en un cable, arrollada por un enorme trozo de sombra oscura y cuadrada, rígida, inalterable. Pieza no sintió el golpe del bloque que se sentía de hielo al dar contra el torpe animal, tampoco vio sangre, ni siquiera ella escuchó gemidos. Pieza no vio su cuerpo inerte. Ante tal extrañeza, la fugitiva buscó explicaciones y después de unos pocos segundos las encontró en el fondo de su mente que comenzaba a nacer, que subía al mundo, que se abría y se cerraba cada vez de forma intermitente.
Pieza volvió al lugar de los hechos lo más rápido que pudo, busco en lo alto del ser, en los cables que intentan tocar el cielo, y grande fue su asombro cuando observó cientos de palomas sobre ellos, y metros mas abajo, decenas de micros amarillas, iguales a la que ella había abandonado hace pocos instantes, pasar como figuras enormes a su lado. Pieza giró su cabeza-mundo y en el suelo estaba la imagen reflejada de los cables y de las palomas sobre ellos. Se sintió tonta y alegre a la vez: tonta por no poder distinguir la realidad, problema que no era poco común, y alegre porque el animal seguía vivo en algún lugar de santiago, revoloteando, dando saltos, picoteando y molestado a los humanos que odian a los de su especie y luchan por exterminarla.
Pieza camino unos minutos y el sentimiento imperante seguía siendo múltiple y variado, un jugo de frutas.
Pieza despertó y no sintió sus pies, sus manos ni su cuerpo. Pieza quiso sentir sabores y no pudo, quiso oler y no lo consiguió, ni siquiera pudo moverse por si misma y hacia donde deseaba. Pieza respiró porque otro respiró. Pieza vivía porque otro vivía. Pieza era ahora sombra.