jueves, febrero 21, 2008

cinco y uno más

No he escrito hace mucho tiempo. La vía de escape que significaba este medio, en el cual podía hacer desembocar un poco mis inquietudes, en el último tiempo se tornó una inquietud más. He vuelto a escribir en papel, lo cual me ha hecho tremendamente bien. Sin embargo ahora soy capaz de enfrentarme a esto y mucho más...lo que no te mata te hace más fuerte.

Todos estos días de verano agitados y tranquilos al mismo tiempo, me han servido para encontrarme a mi misma, volver al camino que había abandonado por diversas razones que me hicieron tomar desvíos que se convirtieron en experiencias necesarias para el futuro, yo y sólo yo, comprendo lo que escribí en las líneas de este párrafo. Me hallo aquí ahora única e indestructible, formando un todo con los seres en cualquier ámbito.
Incluso cosas del pasado más lejano, que seguían dando vueltas por mi mente, impidiendome la concentración total, se han resuelto de manera positiva. conversaciones pendientes, salidas, terminos de ciclos etc.

Para renacer siempre hay que saber morir, y morir se hace díficil.

Lo que escribiré ahora, fue algo que escribí hace un tiempo atrás. No va dedicado ahora a nadie, sólo me agrada en sus formas.

________________________________________________________

Las cosas ya no son como antes, todo se ha movido, nada se mantiene intacto ni en el fondo ni en sus formas. Mucho de lo que ha pasado es un poco cruel, pero lleva tras de si la gracia dulce del dolor.

Siento su aroma ausente, el viento trae su esencia, me hace cerrar los ojos y respirar profundo, recordar su olor, miel, su estela de aromas reflejados en colores, el aura que lo sigue y me anima a la concentración para sentirlo dentro de mi.

Tacto, su brazo abismante, su mano en mi espalda. Como me dejo caer, su cara en mi cuello, me absorbe, se mece, me aplasta y me esculpe con manos fuertes, energéticas, suaves, lentas, luna y noche. Somos cómplices eternos. Espigas de café sus cabellos, laberinto, caos, me hundo, me dejo, sinuosa. ¿Has querido que el sol nunca salga? Yo sí, creelo.

Su mirada me lleva, ojos y expresión, oscila en su oceano de aguas oscuras, frases escondidas, nos encontramos, nos miramos, volamos juntos, sin entender por un momento eterno, luego, la separación, izquierda, derecha, arriba y abajo. La humedad me ilusiona, sus ojos de niño me indican que es el momento, que es él en su más pura intimidad, y comienza a recorrer mi caracter.

¿Fui yo antes que mis ataduras?, me ahoga la pregunta pero no quiero salir de aquí, su voz, mi voz, juntos, una melodía o un ruido armónico destructivo, señal ciega de su presencia, está ahí, me llama, busca la atención mia o de los demás, explica, se escucha diferente, gesticula, es su sonido, su respiración, sus palabras de personaje del cielo que salen de su boca viva y son percibidas, no es lo perfecto, sólo es el.

La imaginaria dulzura de besarlo, luego besarlo de verdad, sus labios suaves, su cuerpo saber a galletas. El alimento de su aliento, el sabor de su alma, alma que llevo así, tan dentro de mi.

Sin aquello que es, ni aquello que fue, pero con las mismas nubes que transitan sobre su cabeza...blancas, plomas, negras...y luego, la soledad.