jueves, julio 19, 2007

Fantasias animadas( los bunkers?)

Siempre me he preguntado por qué cuando estamos pequeños somos absolutamente histriónicos: nos creemos personajes de algún cuento de hadas, o un luchador incansable que trata de asegurar la paz del mundo y la sobrevivencia de los seres humanos, un guerrero de otro planeta tipo Star Wars, o simplemente un cantante de un grupo famoso que suena en las radios cada cinco minutos.

A medida que vamos creciendo, perdemos esa cualidad que podría salvarnos el día si es que nos detenemos a pensarlo al menos un momento. Dentro del acelerado mundo, dentro de este circo-sociedad que corre sin parar ni siquiera cuando mueren millones de personas por causas tales como el hambre, las enfermedades (consecuencias de la pobreza), las guerras, o quien sabe, por ese asesino desquiciado ansioso de sangre, nos vendria bastante bien arrancarnos de nuestra precipitada mente y convertirnos en principes, en los power rangers, o en algun monito animado de la amplia gama que tenemos frente a nosotros. Y es graciosísimo pensar que aportaríamos con una gota de humor y espontaneidad a las calles de Santiago: princesas sonrientes vestidas de rosa, blanco y amarillo, un jedi luchando contra una bestial micro del transantiago que desprende gente por las ventanas en vez de lanzar fuego por la boca, los personajes del Mago de Oz en la linea 2 del metro, mickey mouse en la plaza de armas y así incontables posibilidades que nos harían pasar un buen rato, y que nos recordarían que un alma infantil es algo que no debemos perder. Un mundo de ensueño para vivir equilibrados: la dura realidad y la reconfortante fantasía animada.

sábado, julio 14, 2007

Una canción


Dream Of The Return

Pedro Aznar

Al mar eché un poema
que llevó con él mis preguntas y mi voz
Como un lento barco se perdió en la espuma
Le pedí que no diera la vuelta
sin haber visto el altamar
y en sueños hablar conmigo de lo que vio
Aún si no volviera
yo sabría si llegó
Viajar la vida entera
por la calma azul o en tormentas zozobrar
poco importa el modo si algún puerto espera.

Aguardé tanto tiempo el mensaje que olvidé volver al mar
y así yo perdí aquel poema

Grité a los cielos todo mi rencor
Lo hallé por fin, pero escrito en la arena como una oración
El mar golpeó en mis venas y libró mi corazón…




martes, julio 10, 2007

Abre la puerta que el dolor se escapa...

Es necesario que hoy escriba pues hace días que tengo letras pegadas con miel en mis manos que se habían vuelto tan amargas. Es necesario que te diga a ti que los sabores se desvanecen en nuestra boca luego de un instante por muy fuertes que sean y por mucho que creamos que esos momentos durarán toda la vida. Algo así como comer chocolate sufriendo: la dulzura que nos hace llorar termina yéndose de nuestros labios y parece que desapareciera en el aire viajero.

El sábado, cerca de las ocho y media de la mañana, me subí a una micro que me llevaba directamente a la universidad, dando mínimas vueltas, casi en línea recta, como si quisiera ahorrar energía tomando el camino mas corto y emulando así el comportamiento de la infaltable luz. Arriba de la micro parecía que el tiempo se las daba de amable conmigo: pasaba lentamente como si quisiera darme segundos extras para comprender lo que significaba la oscilación en nuestras vidas y en todo lo tangible. Sentía el hielo en mis manos descubiertas que sostenían el suave papel ya sucio, manchado, arrugado y cansado de pasar de mano en mano esperando ser comprendido por alguna cabecita que pasa, al igual que todos, de viaje por esta efímera vida.

Mis pies guiaban a mi cuerpo y entraron solos en el camino de cemento húmedo. Mis pies seguían guiando a mi cuerpo mientras mi mente daba vueltas y vueltas y sonreía tratando de darme ánimos frente a la tristeza de tener que tomar una decisión que ya a esas alturas era impostergable. Respirando para sacar calma de algún lugar recóndito de mi, me senté en el lugar que el destino interpretó como el correcto.

Llegó el fantasma de mis noches, el llanto ahogado, el ruido seco de un cuerpo cayendo en el fondo de un pozo largo y oscuro. Se puso en frente y aunque no me miraba yo sentía que sus ojos profundos se deslizaban por todo mi ser. Se sentó casi a mi lado...

...CASI A MI LADO!!!!!!

Y respiré.

Respiré porque mi corazón no dio un vuelco y porque no perdí la cordura, respiré porque mis manos se mantuvieron firmes y quietas, porque mis actos siguieron siendo como si allí, en el espacio que tu ocupaste, sólo hubiera vacio, vacio sin alma y sin aroma. Respiré y te miré... y por fin...con lágrimas de felicidad en mi alma. Recordé todo: noches, pianos, saltos, juegos, dias, frutas, hojas, gatos, libros, risas, chistes, conversaciones, pensamientos...y reí.

Simplemente preferí seguir mi camino y hacer lo que me había llevado a aquel lugar. Tanto sufrimiento para luego darse cuenta de que aquello que no está cuando tu crees que tiene que estar, no cae en tus manos porque mas adelante vendrá aquello que ha de llegar.

La vida me dio por fin la tranquilidad que le había pedido a gritos en algún instante mientras tomaba té mirando la luna y casi colgando de algún árbol que había cerca de mi casa. Me gané la libertad por seguir el camino amarillo...

Para mi fue como una despedida, más que una prueba, fue un adiós.

Adiós Rodrigo.